Sentí necesidad de expresarme, más allá de la retórica diaria del deporte que nos contiene periodísticamente. Aquí opino como un simple ciudadano. Antes de enero, el país estaba comprometido económicamente por los clásicos vaivenes de la política. Luego de ello el mundo y nuestro país cambiaron. Temor y muertes productos de esta pandemia que envuelve al mundo. Las persona como yo, (tengo 82 años) antes éramos respetados, consultados y nuestra experiencia recurrida en más de una ocasión. Ahora cambió la cosa.

En más de un país nos descartan. En el nuestro encerrados y tratados como amenaza en los hogares que en los que la soledad familiar los cobija. Ahora se lucha por reactivar la economía y yo agrego, en forma riesgosa. Los dirigentes que nos gobiernan se debaten por encontrar el equilibrio justo. Pero no todos lo comprenden, salvo que una muerte en su familia o en sus amistades los llame a la realidad.

Es preocupante y riesgoso observar el desprecio a los cuidados que algunos desoyen y diría desprecian. Hay barrios emergentes que por sus condiciones ambientales escasas sobreviven en circunstancias deplorables. Allí se justifican algunos descuidos, pero otros en los mismos lugares aprovechan para despreciar cuidados en su salud y de sus semejantes. Que decir de esas barras futboleras que hemos observado acompañando un cortejo fúnebre con banderas, bombos en abigarrada manifestación. También a dirigentes políticos en festejados cumpleaños desoyendo la cuarentena y arriesgando la salud de sus semejantes. La ignorancia de muchos anula la posibilidad de la apertura de algunos comercios, como los que pasean recreándose incluso sin tapa boca con cucuruchos de helados en sus manos.

Todo ello pone en peligro la decisión de las autoridades de ir intentando normalizar en forma paulatina la economía de quienes tienen necesidades, amenazando así con volver a la estrictez de una cuarentena total.

Pretendo hacer un llamado a quienes nos siguen sabiéndoles respetuosos de las normas vigentes, para colaborar a concientizar a quienes reniegan de la vida propia y la de sus semejantes y que pueden cruzarse en vuestros caminos.

José Luis Barraza
Ciudadano