Según la Real Academia Española, el término glamour define un atractivo o encanto especial y llamativo que posee una persona o una cosa, especialmente relacionado con el espectáculo o la moda. Dicha definición puede aplicarse a lo que cree tener el Super TC 2000.

La situación que padeció Exequiel Bastidas, luego de coronarse campeón de la temporada 2020 en TC 2000, y la dificultad de buscar su ascenso al Super TC 2000, es una muestra más de aquellos pilotos que, ante la imposibilidad de correr en este campeonato, o mantenerse en el TC 2000, encuentran su futuro en las categorías fiscalizadas por la ACTC. El motivo simplemente refiere al presupuesto requerido para ser parte de la divisional.

Desde su rotundo cambio en 2012, con la preferencia por tener escuderías oficiales y mejorar el espectáculo, el Super TC 2000 y sus categorías teloneras han perdido decenas de pilotos con talento y equipos importantes debido a la exorbitante cantidad de dinero a invertir para quienes desean ser parte de la llamada “categoría más tecnológica de Sudamérica”; o ser parte del trio de divisionales que conforman este parque automotor.

Estructuras como el Sportteam, el Midas Racing Team, el DTA, o el Monti Motorsport, por citar algunas, no pudieron continuar como privados si no se conseguía un apoyo de fábrica detrás, o de empresas dispuestas a aportar publicidades importantes. Lo mismo ha ocurrido con pilotos que debieron poner presupuesto para competir en un equipo oficial de la categoría.

El TC 2000 y la Fórmula Renault no son ajenas a esta cruda realidad, donde ambas se muestran con escasa cantidad de autos. Inclusive, algunos equipos gestionan entre 3 y 4 vehículos para completar una grilla de nomás 13 o 14 como máximo por carrera.

Su contrapartida se puede apreciar en las categorías que están bajo el paraguas de la ACTC donde, en cada fecha, se suman equipos y corredores para intentar nuevas experiencias y no relegar su carrera deportiva. Además, está el posible premio de aspirar a competir en un futuro en el Turismo Carretera.

Pilotos como Facundo Chapur, Hernán Palazzo, Diego Azar, Rudi Bundziak, Jeremías Olmedo, entre otros, han incursionado en el Mouras y obtenido resultados positivos, luego de no poder continuar en el Super TC 2000 o en alguna de sus categorías soporte.

Además, los autos de la ACTC pueden correr en cualquiera de las divisionales fiscalizadas, con pequeñas modificaciones. Distinto es el caso del Super TC 2000, el TC 2000 y la Fórmula Renault, donde allí, los vehículos no pueden actualizarse ya que sus reglamentos técnicos son muy diferentes entre sí. Esto imposibilita que se pueda ascender con equipo y modelo incluido.

Si bien, la situación económica del país nunca fue la mejor, se ha demostrado que, en distintas categorías, algunas regenteadas por la CDA del Automóvil Club Argentino (como el Turismo Nacional y el Turismo Pista), han captado más corredores en una clase que en todo el parque junto que maneja la empresa Auto Sports S.A, compañía que posee los derechos del Super TC 2000 y las teloneras.

De no haber cambios profundos para las próximas temporadas, se alargaría una agonía que, si no se soluciona pronto, será imposible de sostener. Se ha visto con ejemplos de nivel mundial como el DTM alemán o el Campeonato Mundial de Turismos (FIA WTCC), que modificaron reglamentos y presupuestos para sumar equipos y pilotos.

También, la llegada de una categoría de nivel regional, como el TCR South América, con costos más bajos, puede llegar a ser un escollo más para que el Super TC 2000 siga con bajas, no solo de pilotos, sino de equipos y marcas importantes.

A pesar de tener todo el marketing y las figuras más destacadas del automovilismo argentino, el Super TC 2000 continúa con las pérdidas de aquellos que no tienen tanto nombre, pero que son vitales para que la categoría se sostenga. Por eso, como dice el título de la nota, el glamour no es todo lo que parece.

Firmado: MARTÍN GONZALO ARCE

Foto: Super TC 2000